SUMMARY
El culto a Santiago Matamoros en el setecientos español, tolerado desde posiciones ilustradas, sigue siendo una devoción alentada por una Iglesia sustancialmente contrarreformista. En Granada este tema iconográfico, con un especial arraigo desde su conquista, cuenta en el siglo XVIII con dos interesantes realizaciones escultóricas, la del convento de las Comendadoras de Santiago y la de la Iglesia de Santa Ana y San Gil, cuya atribución a Torcuato Ruiz del Peral proponemos en estas páginas.