SUMMARY
En el último tercio 4el siglo XVIII, entre la masa de los lectores va surgiendo un grupo, cada vez más numeroso, de funcionarios, comerciantes, profesionales libres y mujeres de posición económica desahogada que empiezan a disfrutar de un tiempo de ocio importante, aunque quizás no tan amplio como el gozado por la nobleza que había sido el principal destinatario de la literatura. Si a este factor se suma el hecho de que este nuevo sector de público no tiene la tradición lectora de la aristocracia, que su preparación e inquietud intelectual es menor, se explica que, al apostar por la publicación de relatos breves, los editores tanto de periódicos como de colecciones de narrativa breve o compendiada no hicieron sino adaptarse al gusto y situación de los nuevos lectores dieciochescos, que para sus veladas -solitarias o en tertulia- demandaban, entre otros pasatiempos, lecturas variadas, amenas y cortas.