SUMMARY
Tras la Guerra Civil y con la incipiente revalorización del tradicionalismo católico a través del nacional-catolicismo, la reconstrucción de los templos que habían sido destruidos durante la contienda y la nueva construcción de iglesias en zonas especialmente conflictivas, en la mayor parte de los casos debido a la importancia del movimiento obrero, se convirtieron en necesidades imperativas para el gobierno del nuevo régimen. De esta manera, la creación de organismos gubernamentales que cumpliesen tal función, así como la actividad de las Juntas Parroquiales se postularon como las herramientas necesarias para extender la religiosidad no sólo en las ciudades sino también en zonas de trabajo industrial, como el puerto de San Juan de Nieva.