SUMMARY
Este artículo analiza los recursos utilizados por María de Ajofrín y Teresa de Cartagena para crear un paradigma femenino de autoridad creadora. Aunque parten de circunstancias similares, sus soluciones difieren. María logra el reconocimiento en principio por sus visiones y efectos físicos del contacto directo con Dios, aunque finalmente será un acta notarial el que lo ratifique. Teresa lo establece gracias a una experiencia religiosa impulsada por su razón, por la que adquiere nuevo conocimiento de sí misma, del sentido de su vida y su enfermedad. Ambos testimonios supusieron un desafío al obviar la intermediación masculina en el contacto divino. Ambos fueron neutralizados, el de María por su asunción eclesial; el de Teresa por exclusión.