SUMMARY
En este artículo nos interesa compartir reflexiones a propósito de una imagen que colabora a situarnos tanto en la actualidad como en el momento de inicio de la pandemia: universidades convulsionadas. El entramado del artículo se construye en base a interrogantes que surgen en relación con algunas de las certezas que sostenían las prácticas formativas en la universidad, previo al aislamiento y distanciamiento como medidas de prevención y expansión del virus, también a incertidumbres que condicionaron el nuevo escenario, a nuevos significados construidos en base al “retorno a la presencialidad”. Los análisis que presentamos se enmarcan en determinados atravesamientos institucionales que, como docentes de una universidad nacional de gestión pública, vivenciamos durante los años 2020 y 2021 pensando, diseñando, construyendo y poniendo en acto distintas propuestas de formación alternativas. Estas experiencias que se fueron hilando en pleno proceso de pandemia, en búsqueda de pistas que orientarán el accionar en el nuevo panorama social, son la urdimbre que otorga sentido y basamento a muchas de nuestras prácticas actuales, las que se perfilan bajo las coordenadas de un 2022 diferente y complejo. Estas experiencias avivaron reflexiones enriquecedoras en el marco de esos “tránsitos reticulares” que habilitaron nuevas conexiones, nuevas miradas, nuevos saberes en escenarios que se dibujan cada vez más mixturados.