SUMMARY
El artículo aborda las ambigüedades de los lugares ocupados por madres y familiares desde los límites y posibilidades de agencia en el activismo en torno a las cárceles. Mi análisis si construye desde el papel de las madres en una asociación de familiares de presos llamada Amparar, con sede en São Paulo, siguiendo los caminos de Railda Alves, una de sus fundadoras. Amparar existe desde 2004 y desarrolla sus actividades en conjunto con otras organizaciones que trabajan en el campo de los Derechos Humanos. El reconocimiento como madre de un preso y la declaración tanto de la fuerza del vínculo materno como del sufrimiento resultante son parte de las negociaciones que implican el diálogo y el networking con otras organizaciones, activistas e instituciones estatales. La figura de la madre permite la participación en determinadas actividades y la construcción de trayectorias activistas, pero también opera como limitante en contextos que involucran, sobre todo, negociaciones con el Estado.