SUMMARY
El artículo propone reconsiderar las estrategias artísticas y conceptuales del CAYC -Centro de Arte y Comunicación de Buenos Aires-, una institución que apoyó la difusión del arte conceptual en Argentina en los años setenta y se comprometió a promocionar internacionalmente a numerosos artistas latinoamericanos de la época. Si el Instituto Di Tella de Buenos Aires fue, según Andrea Giunta, la institución clave que ha establecido el marco para la popularización internacional del arte argentino -proceso que comenzó a mediados de los años sesenta-, el CAYC, activo en la década siguiente, es considerado un sucesor de sus “estrategias de internacionalización”. Las tácticas de Jorge Glusberg, curador y director del CAYC, de situar este centro en la escena internacional y su modo de vinculación con los actores, instituciones y el mercado de arte occidental recibieron muchas críticas de parte de historiadores y teóricos de arte latinoamericano, tales como Luis Camnitzer y Néstor García Canclini. No obstante, Glusberg tenía la ambición no solo de defender el centro a nivel internacional, sino también de presentar su propia respuesta al arte occidental. El análisis de las estrategias de internacionalización del CAYC y del intento de Glusberg de redefinir las matrices culturales latinoamericanas y su modo de establecer lazos con los ámbitos del arte de Europa occidental y de Estados Unidos, pero también de regiones consideradas marginales desde la perspectiva occidental, como Europa del Este, permitirá reconsiderar el rol del centro durante la década de los setenta. El objetivo de este artículo es arrojar una nueva mirada sobre la actividad del CAYC a través del análisis de las relaciones de Glusberg con artistas de Europa del Este al adoptar el enfoque transregional. Este modo de acercamiento fue defendido por historiadores y teóricos como Piotr Piotrowski, que proponían una nueva lectura de los estudios globales del arte con el objetivo de descentralizar el modernismo occidental. Refiriéndose al concepto de transmodernidad formulado por el filósofo argentino Enrique Dussel, este artículo propone construir una visión más compleja, ambigua e incluso contradictoria del fenómeno del CAYC –no solo desde el punto de vista de su rol en los procesos de la globalización y mercantilización del arte, sino también en tanto institución “periférica” que buscaba desmarcarse de las instituciones artísticas occidentales. This article proposes to reconsider artistic and conceptual strategies of the CAYC (Centro de Arte y Comunicación-Centre for Art and Communication) in Buenos Aires, an institution that supported the spread of conceptual art in Argentina in the 1970s, and was engaged in the international promotion of several Latin American artists of that time.While Andrea Giunta, among others, considers the Instituto Di Tella in Buenos Aires to be a key institution that set a framework for the international popularization of Argentinian art—a process that began in the mid-1960s—the CAYC, active in the subsequent decade, is commonly considered the follower of its “strategies of internationalization.”Jorge Glusberg, a curator and the director of the CAYC, employed these tactics in order to bring the Centre onto the international stage. His way of connecting with actors, institutions, and the Western art market raised significant criticism from Latin American art historians and theorists, such as Luis Camnitzer and Néstor García Canclini. However, Glusberg had an ambition not only to defend the Centre internationally, but also to present his own response to Western art. The analysis of the CAYC’s strategies of internationalization and Glusberg’s attempt to redefine Latin American cultural matrices, and his methods of establishing links with the art milieus of not only Western Europe and the United States, but also with the regions considered as marginal from the Western perspective, such as East Europe, allows us to reconsider the role of the Centre during the 1970s.The goal of this article is to throw fresh light onto the CAYC’s activities through the analysis of Glusberg’s relations with East European artists by adopting the transregional approach. The latter was defended by art historians and theoreticians, such as Piotr Piotrowski, who proposed a new reading of global art studies aimed at decentralizing Occidental Modernism. By referring to the concept of transmodernity coined by the Argentine philosopher Enrique Dussel, the article proposes to construct a more complex, ambiguous, and even contradictory vision of the CAYC’s phenomenon, not only from the point of view of its role in the processes of globalization and commodification of art, but also as a “peripheral” institution seeking to detach itself from Western art institutions.