SUMMARY
Entre los artistas granadinos de la primera mitad del siglo XX que optaron por su formación en circuitos internacionales o en Madrid, existe la excepción combinada en la persona de Luis González; ejemplo de creador erudito y autodidacta, entusiasmado por su Grand Tour particular entre Europa y Egipto. Desde esa perspectiva, este artículo pretende presentar a un artista introspectivo que pretendió plasmar en su pintura la fuerza en la luz del paisaje granadino impregnado de una espiritualidad interpretativa emanada del sentir platónico de éste por la obra de otro artista autodidacta, El Greco.