SUMMARY
En Al sol (1884) y La vida errante (1890), Maupassant hace descubrir a los lectores el Magreb y sus realia. Sacados de crónicas periodísticas, sus dos relatos de viaje describen las costumbres y los paisajes de las regiones que atravesó. Sin embargo, esos reportajes que parecen de etnografía también están llenos de poesía y de referencias literarias. Entre realidad y representación, el autor se deja a veces llevar por una escritura íntima, en la cual traslucen sus obsesiones con la enfermedad y la locura. Así pues hay que superar el mero reportaje para leer entre líneas el malestar del escritor viajero y su miedo a la muerte, omnipresente en sus páginas, aunque huyó de Francia para olvidarse de sus angustias y de su dolor.