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Editorial: Grupos en conflicto y territorio

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LA Organización de las Naciones Unidas (ONU) se creó para restablecerel orden mundial tras los efectos negativos de dos guerrasmundiales. El objetivo no era otro que evitar que tanto los conflictosarmados como las guerras volviesen a repetirse y, de esta forma, poder garantizarun mínimo de equilibrio y paz en el mundo. Sin embargo, los conflictosno han cesado.En 1997, el Secretario General de la ONU, Kofi Annan, afirmaba que vivimosen una era de reestructuración, y “como en todos los periodos de transición,en la actualidad coexisten, en una tensión inquietante, expresionesmuy diferentes de la situación humana: la mundialización se difunde pero aumenta la fragmentación y la afirmación de las diferencias; se amplían laszonas de paz a la vez que se intensifican diversas explosiones de terribleviolencia; se está creando una riqueza sin precedentes pero sigue habiendograndes bolsones de pobreza endémica; la voluntad de los pueblos y susderechos integrales se celebran y violan al mismo tiempo; la ciencia y latecnología mejoran la vida humana en tanto que sus efectos secundariosamenazan a los sistemas que sustentan la vida en el planeta”. 1 Veintiúnaños después, podríamos afirmar que el orden internacional actual aún sepresenta “disfuncional” en cuanto al logro de sus objetivos e “inestable”,en términos de seguridad global.Los elementos económicos, geopolíticos y geoestratégicos, ideológicos, étnico-culturales, territoriales y religiosos continúan siendo las principalescausas de los conflictos que hoy presenciamos. Muchos de esos conflictosson, en realidad, la prolongación de disputas que tuvieron lugar hace décadas.Otras, en cambio, han surgido tras el orden mundial que se impusodesde 1948. A pesar de que actualmente no existe ninguna guerra activadeclarada de forma oficial entre Estados, al menos 13 países sufren en laactualidad conflictos armados. Otros muchos padecen, desde hace años eincluso décadas, situaciones de grave violencia o realidades bélicas no resueltasaún y calificadas, según el momento, como conflictos de “alta” o“baja” intensidad.En relación a la disputa de un territorio o territorios, existen en la actualidadmás de 35 casos. Los territorios disputados hacen referencia a aquellosterritorios, terrestres o marítimos, sobre los que dos o más países disputansu soberanía o no han establecido 1 una demarcación clara de susfronteras. Por regla general están bajo la administración de un Estado queno ha reconocido la reclamación territorial del otro Estado, o en otros casosson áreas terrestres o marítimas sobre las que ninguna parte posee un controlefectivo sobre el territorio, o lo controla sólo parcialmente. Tambiénexisten disputas en aquellos territorios que habiendo sido divididos, laspartes no se reconocen mutuamente y también aquellos que perteneciendoa un Estado, quieren convertirse en Estados independientes o ya se hanconstituido. Además existen territorios que se encuentran bajo ocupaciónmilitar de otro Estado y disputas territoriales que están latentes o “congeladas”temporalmente.En 2017 y según la información expuesta por el Programa de Recopilaciónde Datos sobre Conûictos de la Universidad de Uppsala (UCDP), podemosafirmar que los conflictos armados de base estatal han disminuido. Sin embargo,los conflictos armados liderados por actores violentos no estataleshan aumentado, especialmente durante la última década. Dichos conflictosno son producto de intereses incompatibles e irreconciliables entre Estados,ni de confrontaciones entre facciones nacionales claramente definidas quese disputan el poder al interior del Estado. El conflicto que domina el escenarioactual es la manifestación de un proceso de fragmentación política ysocial, usualmente acompañada por procesos de desintegración estatal. Entérminos generales, presentan identidades nacionales, etnias y/o concepcionesreligiosas enfrentadas al interior de un mismo territorio, persecucionesde minorías, genocidios y migraciones masivas. El número, letalidad ycomplejidad de estos se han incrementado y prolongado violentamente enMedio Oriente, África y Asia Meridional hasta constituirse en fuentes deinestabilidad regional e internacional. El año pasado se registró un nuevomáximo de conflictos de base no estatal activos, con el consiguiente aumentode víctimas fatales.En contraste con los patrones históricos, los conflictos contemporáneostienden a desarrollarse y concentrarse en las zonas urbanas. Como resultadode ello, la población civil es la más afectada por esta violencia física,psíquica, estructural y cultural de carácter organizado, así como por diversasmodalidades criminales engendradas en su seno y que también atentancontra la supervivencia de aquella. Según el Alto Comisionado de NacionesUnidas para los Refugiados (ACNUR, 2017), al finalizar el año 2016había más de 65 millones de personas desplazadas forzosamente en todo elmundo a consecuencia de la persecución, los conflictos, la violencia o lasviolaciones de Derechos Humanos.Sin embargo, las migraciones internacionales no se producen únicamentecomo consecuencia de conflictos. También existen migrantes voluntariosque se movilizan más allá de sus fronteras nacionales en busca de mejoresoportunidades y condiciones de vida, en un mundo en el que las desigualdadese injusticias crecen cada día. Acordamos que la pobreza y las desigualdadesno son causa de la violencia, pero tal como afirma Kaldor (Lasociedad civil global, 2001), su persistencia global es un argumento e incentivopara ella.Este volumen de la revista StudiaPoliticae, Grupos en conflicto y territorio,procura ofrecer al lector una serie de artículos que ayudarán a esclarecer algunos conflictos y desafíos presentes en el orden internacional contemporáneo,así como constituirse en una oportunidad para avanzar en la reflexiónteórica y política al respecto. Autores especializados tanto de universidadeseuropeas como latinoamericanas presentan unas contribucionesde gran calidad y originalidad.El primer artículo, Nexos entre migraciones forzadas y desarrollo en elmarco de la gobernabilidad migratoria: aproximaciones a la categoría derefugiado en el contexto sudamericano, de la Doctora Janneth Clavijo y laDoctoranda Clara Dalmasso del Centro de Investigaciones y Estudios sobreCultura y Sociedad – CONICET y UNC, tiene como objetivo analizar elmodo en que el enfoque de la gobernabilidad migratoria, y en particular ladiscusión sobre el desarrollo, ha permeado la (re)configuración de las políticasde refugio en el escenario sudamericano, haciendo hincapié en el análisisdel carácter construido de la categoría de refugiado y su diferenciaciónde las migraciones económicas.En el segundo artículo, Maximiliano Zuccarino, Licenciado en RelacionesInternacionales, Facultad de Ciencias Humanas (FCH) – Universidad Nacionaldel Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNCPBA) y Doctor enHistoria (FCH-UNICEN), aborda la política exterior como política públicay analiza la incidencia de las variables internas en la formulación de la primera,a partir de un estudio de caso: la posición adoptada por la Argentinaante un conflicto interestatal de carácter territorial entre Paraguay y Bolivia,por la región del Chaco Boreal.Desde Europa, la profesora agregada de Relaciones Internacionales en laUniversidad Nebrija, Gracia Abad, nos habla en el tercer artículo sobreXinjiang o la gestión china de un conflicto étnico-territorial, relativo a lalucha por la independencia política de la comunidad uigur en el seno deuna potencia emergente como la actual República Popular China. Paraello, la autora nos plantea un recorrido por las causas subyacentes en losconflictos territoriales y las particularidades étnico-religiosas presentes enla región, así como en las demandas uigures y la postura china asumida alrespecto. Para terminar, Heike Pintor Pirzkall, profesora de Cooperación Internacionaly Desarrollo en la Universidad Pontifica Comillas, hablará en el últimoartículo de este número sobre el proceso de integración de la minoría sudeteen Alemania después de 1945 y cómo este pueblo ha mantenido suidentidad desde entonces. DOI: http://dx.doi.org/10.22529/sp.2018.44.01

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