SUMMARY
El epitafio que Ovidio compone para sí mismo (Trist. III 3.73-76) comienza con el adverbio hic, una posición que atrae inmediatamente la atención sobre la deixis. El hecho de tratarse de una inscripción no real sino literaria determina el análisis de este aspecto tanto en este caso como en otros epitafios de poetas elegíacos; pero Ovidio complica la cuestión atribuyendo a este texto tres situaciones enunciativas distintas: la de un epitafio que figuraría exento en su futuro monumento funerario; la de la carta desde el exilio que dirige a su esposa, donde le comunica sus disposiciones fúnebres; y la de un poema dentro de un libro dirigido a su lector. El solapamiento de las tres situaciones multiplica las posibilidades de identificar los referentes de los deícticos. El resultado es la comprobación de que probablemente Ovidio explotó esta multirreferencialidad, lo que, además de mostrar su sofisticación, refuerza el carácter metapoético del epitafio.