SUMMARY
En 1923, Freud escribió que “le Moi est avant tout une entité corporelle, non seulement une entité toute en surface, mais une entité correspondant à la projection d’une surface” (“Le Moi et le Ça”).El psicoanalista demostró que las pulsiones emanan de instintos biológicos. La piel sería fuente de numerosas representaciones del Moi (Yo) para la psique. En este sentido, los problemas o afecciones de piel vendrían a reflejar las insuficiencias de la estructuración del Yo.Nuestro propósito es mostrar cómo el Yose cristaliza en Les Yeux sans visage (1960), película del director francés Georges Franju. Veremos cómo un problema de piel puede desembocar en una desestabilización del Yo, y consecuentemente, en el paso al acto.Partiendo de Freud (1920, 1923, 1932) y de Lacan (1955, 1966, 1973), nuestra investigación se sitúa en la línea de las reflexiones del psicoanalista Didier Anzieu. En particular, su noción del Yo-piel, elaborada en 1974, permitirá mostrar hasta qué punto la piel es determinante para la consitución y la estabilidad del Moi.