SUMMARY
En la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX con las nuevas teorías pedagógicas ilustradas que subrayaban la singularidad de niños y jóvenes, la literatura infantil y juvenil se convirtió en un género literario en rápida expansión que podía proporcionar importantes beneficios a autores y editores. En este contexto se publicó la Biblioteca Británica (1807) en España, una colección miscelánea de textos de origen británico con el propósito de instruir y entretener a los lectores más jóvenes. Por tanto no podían faltar en ella destacados textos escritos explícitamente para este sector del público, como Letters from a Father to His Son (1794) de John Aikin, Evenings at Home (1792-1796) del mismo Aikin y Anna Laetitia Barbauld y Rural Walks (1795) de Charlotte Smith.