SUMMARY
Este artículo analiza la visión crítica de Antonio Ponz sobre la obra de Lucas Jordan. En su Viaje de España, aunque sujeto a la condena común de su tiempo con referencia al arte barroco, parece en parte asumir una posición contradictoria y contracorriente respecto a la apreciación del lenguaje pictórico de Jordan, como si fuera una especie de acercamiento íntimo, como pintor, al tema y a la técnica de un artista que solo va a ser valorizado en los siglos siguientes.